"Que se termine de una vez por todas",
parecen gritar todos en voz alta y baja.
Los días, el mundo, el odio, la muerte, la peste, la vida.
Nadie puede ponerse de acuerdo.
Sólo esperar a que se termine
este conjunto de días, meses y años
de estafas, mentiras, desilusiones y traiciones.
De negro calor que se pega a la piel sin dejar marcas,
cobrando la textura de las burbujas del caldero de la bruja.
Resentimiento, desconfianza, paranoia y cinismo
formando paisajes como la hiedra deformando terrones y piedras.
Ya se va a terminar.
Sólo quedan dos días. Y después el resto de la vida.
Mientras tanto, que se vomite el aceite hirviendo
que enferma el cuerpo de rabia tras una decepción reciente.
Que caiga la bilis oleosa y caliente dentro del caldero.
Y que la brea siga revolviéndose
como los peores pensamientos que conjura la tristeza.
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