El mundo moderno está constituído de hechos reales y virtuales, así como nuestra humanidad es una amalgama física, química y emocional –una mezcla de cosas que ocurren sin nuestro consentimiento ni aprobación, y determinan nuestros estados de ánimo, capacidad de expresión y fe en el futuro. La búsqueda de la verdad objetiva, por ello, se ha vuelto imposible. Intentar definir con exactitud los parámetros objetivos que gobiernan la existencia (o que pretenden someterla) es la nueva batalla perdida. De la misma forma en la que no hay salida de este planeta para el ser humano promedio, muchas de las aflicciones contemporáneas carecen de soluciones mundanas. No faltan vendedores de elíxires ni charlatanes que prometan lo contrario a cambio de una suscripción o donación. En el mundo actual, cualquiera puede erigirse como dueño de la verdad -o de una verdad que la suficiente cantidad de seguidores sea capaz de creer. Y la gente quiere creer en algo, en lo que sea que les permita inocular...
Hatajo de Textos, Atajos de Ideas