...no suelen ser palabras que se escuchen muy a menudo
sin estar acompañadas de la palabra "recital".
De todas formas, ante la posibilidad de ganar inercia en La Senda,
sea lo que fuere que queda atrás, ya debería dejar de importar.
Pongamos igual, los números en la mesa. Que son los factores con los que se pueden calibrar las emociones sentidas. No hay maldad en una gota de agua; pero qué ocurre cuando esa gota derrama todo el vaso...?
La razón principal para no continuar con todo esto, es el tiempo.
120 minutos de ensayo semanal necesario para la banda
requieren de mí una inversión mínima semanal de 6 horas.
120 minutos de ensayo para mí equivalen a
- 20 minutos de colectivo urbano.- 30 minutos de hacer cola.
- 45 minutos de colectivo interurbano.
- 15 minutos de espera en la Terminal para ir al ensayo.
- 120 minutos de ensayo
- 30 minutos de espera en la Terminal para volver a mi casa.
- 45 minutos de colectivo interurbano.
- 15 minutos de espera de colectivo urbano.
- 20 minutos de colectivo urbano.
- Gasto de 2 boletos urbanos, 2 boletos interurbanos y comida al paso.
- Dormirme 4 horas más tarde a lo cual estoy habituado.
Todo esto fue lo mismo ayer, que fue el Último Ensayo.
Y todo para qué...?
Para un recital de 120 minutos, para 50 personas,
para recibir 70% de las 50 entradas vendidas y luego dividir por 5.
La aparición de una fecha para un recital de la banda me representaba a mí diseñar flyers, afiches, entradas y gráfica para las redes de la banda e individuales de cada miembro. Es parte del proceso que siempre disfruté y que seguiré haciendo, y es también trabajo.
Proteger la voz, conservarla escuchándose adecuadamente en los ensayos y mantenerla a resguardo de los elementos -pues no se reemplaza como cuerdas de guitarra-, es también, trabajo. Y el desgaste es progresivo, e inevitable. Es parte del sacrificio que decicí hacer a cambio de formar parte de una banda de éxito.
Pasaron ya 24 años de mi primer recital. Creo que, considerando los beneficios obtenidos tras tanto tiempo de desgaste progresivo e inevitable, el sacrificio fue suficiente.
Sigo y seguiré pensando que Todos deberían formar una Banda**.
Hace ya tiempo que la palabra "ensayo" y "recital"
no iban de la mano con esta y otras bandas de las que decidí irme
y la razón por la cual abandoné emocionalmente los escenarios hace un par de años atrás.
Medido en gasto general de nafta y kilómetros recorridos,
qué beneficios me redituó a mí estar en una banda?
En tantos minutos de conmutar durante más de 6 años, es una pregunta lógica a la ida o a la vuelta de los tantos ensayos.
Cuando algo es parte de tu identidad no reparás en gastos. Y esa actitud, paradójicamente, te devalúa. Porque hiciste cosas que nadie te pidió que hicieras, pero que alguien debía hacer.
Ese es, también, un desgaste progresivo.
Medido en gestos de nobleza o camaradería,
cuánta piel arriesgaron los miembros de mi banda?
Cada ensayo es forzar la voz para escucharme,
porque no bajan los volúmenes de las guitarras.
Cada ensayo implicó gastos y deudas que muchas veces no he podido afrontar o me dejaron sin dinero, gratitud, ni retribución.
Un comportamiento escalado que uno esperaba mitigar con el quinto de la ganancia que correspondiera obtener del show para el que uno hizo flyers, afiches, entradas, gráfica para todas las redes de cada miembro, gastos personales y una inversión gigantesca de tiempo.
Toda la imagen, el concepto de la banda y la devoción absoluta de que cada show fuese un éxito, a cambio de un quinto de la ganancia que correspondiera obtener de cada show. En muchos de esos casos no hubo ganancias, por gastos de flete, sonidistas, iluminación, fin de mes, etcétera. El trabajo en todas las fechas fue el mismo.
Sin imagen, concepto ni devoción como marco de un recital,
qué creés, estimado lector, que ocurriría con la escena musical?
Pasé 24 años formulando una respuesta con mis propias experiencias.
Sentite libre de formular la tuya.
Sin managers mediante, el arte en colaboración es insustentable.
Sin tener una banda de calidad, no hay managers.
Sin ensayos semanales y recitales mensuales, no hay banda de calidad.
Sin dinero para los ensayos semanales, no hay recitales mensuales.
Sin alguien que ponga de su bolsillo, no hay dinero.
Sin trabajo, no tengo más que poner a mi bolsillo.
Sin una correcta valuación del tiempo de uno, no hay trabajo.
Sin hacerse valer, no hay correcta valuación del tiempo de uno.
Cerrando:
El ambiente de las bandas no maneja objetivamente los preceptos de la equidad, el esfuerzo individual o el aporte de cada miembro y sus limitaciones técnicas o logísticas. Tampoco parece que exista la empatía, pese a que seamos todos iguales, aunque todos seamos distintos.
Un recital más, luego otro, luego otro, y se termina mi carrera.
Allá vamos.
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