Carrera Universitaria. Posgrados. Pasantías. Entrevistas de trabajo. Red de contactos.
Diez años de exámenes, noches sin dormir, fiestas, cumpleaños, recepciones, tésis, casamientos, despedidas.
Diez años de personas, animales y lugares; viviendas, hoteles, hostales, piletas, asados, gimnasios, boliches, bares, burdeles.
Diez años de certificados, préstamos, seguros, viajes, hipotecas, vehículos, robos, desapariciones, malversaciones, anticonceptivos y condones.
Diez años de tu vida invertidos en aquello que se convirtió tu vida,
cuando desde la Carrera Universitaria a la Red de Contactos,
priorizaste aquello que te permitiría tener más.
Que tus padres, que los demás.
Y estar en los mejores lugares y sacarte las mejores fotos
hace pasar un año o dos, con rapidez...
Y bailar al compás de la envidia que genera tu buena vida,
entre resacas y vigilias quema cuatro, cinco... con suerte, tres más.
Con la frase "sólo se vive una vez" recitada como mantra, excusa o plegaria se justifican las deshoras, los excesos, las traiciones, las ausencias.
Siempre la mejor bebida, siempre la mejor compañía.
Todo lo que el dinero pueda comprar, y las tarjetas financiar.
A toda velocidad.
En un espejismo de aguas imposiblemente azules y arenas condenadamente blancas.Con las Ray-Bans deformando el horizonte, y la sonrisa de selfie a flor de piel. A toda velocidad.
Escalando toda jerarquía, rango y nivel, en un vaivén de palmeras y tiburones.
Porque la fuerza de la envidia de otros es garantía de tu prosperidad. Es bueno ser rey. Es bueno tener el yate.
Como la lechera y el cántaro, las ilusiones escalan.
Y si un descuido nuestro las rompe, se pierden.
La lechera sólo perdió ilusiones y un cántaro antes de poder cumplir nada.
En tu búsqueda por vivir la vida del yate, arrancás perdiendo diez años, ocupados por psiquiatras, pastillas, orgías, embarazos, recitales, alcohol, drogas, fiestas, prostitutas, y más alcohol.
Y tal vez les saques provecho considerando el espacio, tiempo y recursos invertidos.
Es el momento de la selfie. Está todo en su lugar, incluída ella.
Qué noche la de anoche. arriba el iPhone, a ver esos dientes.
A toda velocidad.
Ahora dos preguntas, a falta de respuesta, para cerrar:
1- Cuánto tiempo se puede vivir bien
sin que el cántaro se rompa...?
2- Cuánta vida ganamos
si nos sacamos el yate de la cabeza?
Comentarios
Publicar un comentario