En Occidente, llegar al primer lugar cuanto antes al costo que sea como moneda de cambio es una economía bastante reducida en miras.
Las cosas se piensan en podios y por separado; sólo el entorno y la práctica/coaching/mentoría cuentan como los elementos externos que asegurarán el sitio más alto en la cima de La Carrera, compuesta por los huesos y restos de lo que, se piensan, son rivales en su justo lugar.
Por lo general Occidente utiliza la figura del antagonista para garabatear este concepto. Holmes y Moriarty, por ejemplo. Uno jamás podría alegrarse de los logros de el de la vereda de enfrente, eternamente un enemigo por cuestiones irreconciliables.
El número siempre es Uno. Mérito Individual, Recompensa Indivisible. Cada quien tiene lo que mejor negoció para el rol desempeñado.
En el caso de los cómics, por ejemplo, suele haber: un escritor, un dibujante para los lápices, uno a cargo de las tintas y uno o dos más a cargo de los colores.
El panorama del freelancing actual permite delegar con mayor facilidad y posibilitar máximos resultados: en un ciclo ideal, el escritor contrata a un dibujante para hacer la historia; y este a su vez puede subcontratar un entintador, y opcionalmente un colorista. Entonces mientras el escritor va desarrollando la historia, el dibujante hace los storyboards; cuando el dibujante duerme, el entintador ya está pasando hojas en limpio; y cuando el entintador termina, el colorista puede abocarse a su labor sin apuros.
Para el momento que el colorista termina, el autor ya avanzó dos capítulos más, el dibujante ya terminó las bases del primer capítulo y el colorista ya tiene avanzado el trabajo de una manera que el tiempo lineal jamás hubiera permitido.
Tenemos así un escritor que trabajó 8 horas diarias en producir texto,
Un dibujante que pasó al menos 8 horas del día visualizándolo,
Un entintador que estuvo 8 horas ininterrumpidas refinando líneas, contrastes y detalles,
Y un colorista que por lo menos usó 8 horas de su tiempo diario para dar cuerpo a la obra.
Un trabajo que llevó al menos 32 horas se pudo lograr gracias a la correcta distribución de labores y permitirá ajustar un plazo razonable para planificar el uso de recursos potenciales que garanticen un trimestre de sustentabilidad, la meta mínima de un freelancer activo promedio.
En su lugar, tenemos 32 horas de trabajo del escritor que permitirán que el dibujante tenga al menos 128 horas de trabajo garantizado a futuro, lo cual permitirá a su vez al entintador y al colorista gozar de al menos 128 horas cada uno de trabajo futuro.
En 32 horas concentradas de la labor de un individuo, se aseguraron 384 horas de una remuneración fija. En el más general de los casos, desde luego.
Luego el escritor promocionará su obra y usará sus recursos para maximizar su inversión en el dibujante, el cual cumplió con su parte de la labor y por la cual fue remunerado. Puede entregar todo el trabajo a un editor freelance para preparar su trabajo para imprimir, luego contactar editoriales personalmente o buscar algunos de los tantos sitios que imprimen y publican libros en tiradas limitadas y sin requerimientos mínimos de páginas o de ejemplares.
Cuánta ganancia pueda recuperar, depende sólo de sí mismo. Y a menos que formen parte de un equipo consolidado y comprometido, las ganancias provenientes de ello así como sus gastos sólo a el conciernen.
Hoy en día, es un modelo que funciona, y muy bien, y que ciertamente da lugar a que muchas grandes ideas apartadas del mainstream encuentren una audiencia que les permita sostenerse y establecer nuevas vías, estilos y técnicas creativas.
Lo que este modelo no provee, es un incentivo más allá del netamente monetario para producir contenido de calidad.
Lo que este modelo permite, es que haya individuos como Rob Liefeld o Mark Millar que busquen esclavizar la narrativa secuencial para el beneficio de sus cuentas bancarias, actuando de forma directa en detrimento del medio, sacrificando el potencial innato que hay en los cómics para vender entradas en los cines o cobrar un cheque cada vez que se proyecte alguno de sus personajes.
Lo que este modelo omite es que en su simpleza cuenta con incontables formas de ser explotado por estafadores. Un modelo replicado por la cada vez más inexplicable naturaleza del mundo Cripto. O el del universo Youtube, TikTok o lo que sea que no tenga que ver con una historia contada con palabras e ilustraciones.
Lo que este modelo sugiere es que todo se puede manipular.
Lo que este modelo limita es la capacidad de crear contenido que explote, respete y estire las leyes del medio.
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