Si no le ponés el alma, se muere.
No lo podés dejar morir.
Porque sino te morís vos, en el pasado y en el futuro.
Y vivís un presente hueco, de conformarte con poco,
de pensar que "llegaste" a algún lugar que vale alcanzar
o te "merecés" ciertas cosas que son una fortuna.
Un solo presente,
de que "sólo se vive una vez"
y que el único número es Uno.
Una única opción,
en la que permanecés como llegaste,
en la estarás cuando te toque partir.
Una única emoción, anestesiada
en la que sólo la carne reacciona
mientras la mente se pudre.
---
Ponele el alma. Como cuando eras una criatura.
Y divertite; porque el que deja de reír, la pierde.
No hacen falta drogas ni riquezas, sólo chistes.
Y conservar el buen humor de antaño:
ese que sabe derramar lágrimas
en el dolor y el la celebración.
Elegirte la ropa y la música más cómoda
y zambullirte en lo profundo de lo que hagas.
Sin fotos, testigos, opiniones ni comentaristas,
como todo lo que te venden que "se hace ahora".
Como cuando eras chico:
en la habitación, en el patio, en la plaza,
en la tuya, con tus cosas, con los tuyos.
Hay una cosa que quisiste hacer siempre.
Y si estás leyendo ésto es porque lo seguís haciendo.
---
A eso, ponele el nombre que quieras.
Pero sobre todo, ponele el alma.
Y ponésela toda.
Juntá las victorias y examiná las derrotas.
Permitite acumular todo cuanto estés dispuesto a perder.
Porque vas a perder. Pero no vas a poder perderlo todo.
Aferrate a lo importante, y dejate arrastrar.
La vida es un río. Seguí adelante.
No podés detenerte a vivir una vida indigna.
No podés llenarte El Plato de comida chatarra.
Ahora que sabés, no podés darte el lujo de estancarte.
A eso que hacías cuando eras chico,
que podés ponerle el nombre que quieras
para lo que no necesitás drogas ni riquezas
ni fotos ni testigos ni opiniones ni comentaristas,
ponele el alma.
Como Daisuke Ishiwatari. Como Robin Wood.
Como Alan Moore. Como Todd McFarlane.
Como Masashi Kishimoto. Como Alex Ross.
Como vos, en el futuro.
Después me contás.
Comentarios
Publicar un comentario