[H]ace exactamente 100 años atrás, un día como hoy,
en un país agitado por la Depresión y la Recesión,
nacía un futuro autor del Optimismo y la Ambición.
Fascinado por los heroísmos de Erroll Flynn y el Pimpernel,
compitiendo a los quince años y graduándose con dieciséis,
sin dejar de hacer malabares para subsistir,
La Gran Novela Americana se propuso algún día escribir.
En el camino o quizás desde la cuna trajo consigo
un carisma que moldeó una voz, una visión y un estilo.
Mas fue el trabajo diario lo que a su craft le sacó brillo.
Y la urgencia de ganarse el sustento y contar historias,
de orientar a lectores hacia cuentos de humor y gloria,
obraron tal vez para tener una dorada oportunidad,
antes de cumplir veinte, en el negocio editorial.
Y fue el día que los cómics tuvieron la chance de existir
más allá de lo que convenía en esos tiempos admitir...
Ese día el jóven Lieber se transformó para siempre en Stan Lee.
Esa doble identidad que le permitiría explorar sin caretas
esa Gran Novela Americana en forma de globos y viñetas
que bien valen un siglo que se recuerde para siempre
este y todos los futuros veintiocho de Noviembre.
La varita mágica tiene forma de fuente,
y la palabra mágica es como siempre, elocuente:
Excelsior! para vos lector, amigo y confidente.
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