Miro una y otra vez
las bibliotecas, las carpetas y los directorios
en busca de algo que se perdió. Algo que, espero,
justifique las horas mirando al vacío con los brazos inertes;
ordenando archivos por fecha, velozmente evaluando
el espacio en disco futuro para descartar material cuyo archivo
tuvo sentido en algún momento del pasado.
La modernidad sensata promulga el minimalismo:
existe ahora la noción del "dejar salir para que lo nuevo pueda entrar".
Algo que va a contramano -o más bien a volante cambiado- de la cultura
del acumular y consumir con la que mi generación se ha criado.
Por los motivos que fuere, en esa metafórica y enorme bolsa
llena de cosas útiles pongo la vista y la fe.
Aún así, no logro encontrar nada que justifique el habermee dejado estar,
o este extraño -y desesperado- apetito de renovación que me embarga.
Mirando las carpetas con juegos, y emuladores y archivos con pensamientos incompletos, no encuentro nada que justifique su instalación. Me apetece quizás ver que, al igual que otras personas que critico, sobreacumulé demasiado, teniendo aún demasiadas cosas por sacar, más otras tantas -irremplazables- que deben limpiarse y reutilizarse, o asumir como parte de una era pasada -enjaulada- que es mejor dejar ir, o echar por la ventana. Y borro todo aquello que no entiendo por qué decidí atesorar o distinguir. Carpetas enteras. Gigas y Gigas de cosas sin usar y dibujos sin terminar.
Tal vez estoy buscando justificar una renovación necesaria que nunca fue urgente, como una forma de establecer los límites de mi Reino, ahora que se puede, antes de que todo se devalúe aún más, que avancen o faciliten una mejor manera de trabajar.
Esta renovación necesaria es más una forma de seguir haciendo lo mismo con mejor fidelidad que aplicando un cambio radical en el estilo de vida. Y aunque podrían verse como logros o milestones en la carrera del Freelancer, nada de esas cosas materiales me cambia en esencia.
Y siempre queda mucho por hacer, incluso cuando el año ya se terminó y vivimos esta ilusión calendaria por mera inercia. Queda una mudanza por terminar. Quedan tendales de cosas para disponer. Quedan vivas muchas ambiciones al lado de aquellas de las que me he retirado.
Así también, nada de eso provee un norte para encontrar aquello que siento que se ha perdido.
Ni siquiera un indicio para dar fe de lo que me pasa.
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