Conformópolis.
Esa ciudad donde vos vivís.
Donde se eligen corruptos con causas judiciales para ocupar cargos políticos.
Donde no importa la inflación, siempre y cuando tu equipo de fútbol favorito no pierda.
Porque hasta la sed de victoria se aplaca con la suficiente cantidad de alcohol.
Destapá otra cerveza, que hace calor.
No te olvidés de subir la foto a Instagram.
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Conformópolis.
Ese charco chico poblado de peces gordos
que tocan rock y se creen rockstars pero no saben inglés.
Donde el narcisista, el dominado y el cocainómano forman el power trio
que toca para los amigos y las atorrantas.
Para los mismos de siempre.
Porque hasta el hambre de gloria se mata con la suficiente merluza.
Vamos a ver cómo es el Reino que vos ves: fumemos de tu Purple Haze.
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Conformópolis.
El escenario al que te subís porque tenés miedo de triunfar.
Donde tu performance depende del humor del sonidista.
Ese que te entrega las cosas un año tarde y todavía se cree un profesional.
Porque hasta la ética laboral puede esperar cuando cobrás un sueldito de municipal.
Andá a dormir la siesta, campeón. El tren de la fama sin vos no va a arrancar.
Total todo se arregla dándole un CD regrabable a Pedro Aznar.
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Conformópolis.
Donde se te paga para vivir de asambleas, paros y plenarias.
Donde tenés carta blanca para aprovecharte del talento de los demás.
Robando letras e ideas, trabajo y voluntad.
Porque no importa el crimen si no hay nadie a quien se lo puedas contar.
Hacé lo que quieras, mostro. Tenés veinticuatro horas por día igual que todos los demás.
Sólo se vive una vez y no tenés tiempo para ver a quiénes cagás.
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Conformópolis.
Santa Fe de la Vera Cruz.
Ciudad Capital de la bancarrota moral.
Porque va a llegar el día del Juicio Final
y vas a estar igual que siempre en el mismo lugar.-
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