Como pantallazos en el transcurso de éstas semanas
me llegaron, estroboscópicas, docenas de imágenes, fotos y recuerdos.
Memorias de compartir salón, cantina y recreos...
pero también biblioteca.
Del buen corazón acompañado por el juicio, la reciprocidad y la razón.
De haber encontrado a alguien con quien compartir, y competir.
Un amigo; un rival. Alguien a quien respetar.
Instantáneas fugaces - como las luces de Island VIP - de las tardes en tu casa.
Leyendo, dibujando, escuchando música durante horas y días, y a través de los años.
Examinando las letras de Serrat y a la par, la pronunciación de "Firestóne".
Leyendo "Poderoso Caballero es Don Dinero" en voz alta, con absoluto desparpajo.
Imagino -en mis limitaciones- los senderos que te ha tocado recorrer,
y qué cosas -nostalgia más, circunstancias menos- recordarás.
Imposible, eso sí, olvidarse de tu discurso de promoción.
En esta era de autolobotomías, me pregunto
qué cosas una mente como la tuya, con un espíritu como el tuyo,
ha decidido, instintivamente, atesorar.
O agendarse para no olvidar.
Sos de los que no hay, Fernán.
Y el mundo -tu familia, tu entorno-
tiene suerte de tenerte con ellos un año más.
Feliz cumpleaños, man.
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