Prueba Extra grande de que Infobae no actualizó la información, o no se la actualizaron... Ampliaré en algunas horas.
Así opera la mente de alguien manipulado por los medios durante cuatro años ininterrumpidos.
Pocas cosas se sienten tan bien como la -percibida justa- retribución.
Uno ha sido testigo en los últimos cuatro años de lo que ocurre en la economía, la cultura y la sociedad cuando se le da estatus distintivo a cierto grupo de gentes por demostrar incuestionable (e irracional) obediencia.
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Hemos visto la forma en la que Twitter fue utilizado para homogeneizar una ideología y enaltecer a sus adherentes. Tuvo que aparecer un audaz visionario a comprarla y purgarla de estos pusilánimes, soportando todo tipo de humillaciones, escarnios e insultos en el camino.
Un hombre que ha puesto vehículos eléctricos en marcha, cohetes en el espacio e internet satelital en todo el globo tuvo que aguantar a un sinnúmero de degenerados sexuales, negacionistas de la biología, malabaristas de las palabras y opinólogos profesionales vociferándole lecciones de moralidad, economía y astrofísica.
Un padre de diez hijos estaba obligado a leer su nombre a diario gritado por plebes sin descendencia demandando abortos, cirugías de cambio de sexo y material de educación sexual impropio en los salones de clases para sus hijos.
Se siente bien la justa retribución.
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Hemos descubierto cómo esta ideología, cuando se asienta en el poder, busca control y juicio absoluto sobre sus ciudadanos.
No sólo se permite a estas personas crear cámaras de eco y "espacios seguros" sino que además cuentan con el expreso aval (y capital) de sus líderes para fortificar estos sitios y aislar a más efectivamente de la realidad a sus inquilinos.
Una vez que pasó el suficiente tiempo –y las demandas para tener orgías en plena calle, aplaudir a los zoosadistas y a los pederastas y celebrar los derechos de estas anomalías a ignorar la ciencia y la biología se aceptaron como parte de la norma, esta gente quiso más.
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Como una cirugía de cambio de sexo deja a la gente perpetuamente minusválida para agarrar una pala u hombrear una bolsa de hormigón, empezaron a demandar subsidios y asignaciones económicas con las que comprar sus muñecos de colección y sus juguetes sexuales para sacarse una selfie y postearla en redes sociales.
Como el uso de hormonas sin regulación deja a la gente perpetuamente dañada en varios niveles biológicos e intelectuales, empezaron a exigir que los impuestos de los demás financien el tráfico, la desinformación y la distribución de estos venenos.
Como la apropiación de lo ajeno fue aplaudido por los gobiernos en lugar de castigado, bastó un poco de campaña adicional para que ciertos actores fueran coronados los árbitros de la verdad en Reddit, Facebook y otras redes sociales...
Todo eso, a partir de hoy, se terminó.
Y se siente bien.
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Pocas cosas son más gratificantes que saberse en lo correcto, y que la Historia lo pruebe con actos. En este caso, con un acto de Dios que acabó por coronar a Donald Trump como el líder de la nación más poderosa del mundo.
Se
siente tan bien la autopercepción de estar en lo correcto esgrimiendo
"la opinión equivocada" en la cara de las masas ignorantes, mansamente
indoctrinadas y adictas a sus TikToks, sus Instagrams y sus apetitos
hedonistas.
Se
siente tan bien haber hecho los cálculos pertinentes antes que nadie
más en tu ciudad, viendo a los envidiosos y a las atorrantas rasgarse
las vestiduras en busca de validación devaluada por sus propias
decisiones en la vida y por los gobiernos que ellos elevaron.
Se
siente tan bien, después de una década de manipulaciones, intrigas y
conspiraciones de baja categoría, alzar la vista y divisar un horizonte.
Los norteamericanos tienen una expresión particular: comer cuervo.
Esto es el equivalente a "comerse crudas" las palabras y declaraciones hechas a la hora de la verdad, y enfrente de todo el mundo.
El siglo pasado la gente sabía pedir disculpas y retractarse de las ignominias proferidas. Los habitantes del mundo moderno parecen incapaces de practicar ningún acto de contrición...
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