El apalancamiento es la fuerza multiplicadora del mundo, el principio que permite a lo pequeño mover lo grande y a los pocos a influenciar a los muchos. Es la idea de que un poco de fuerza, aplicada estratégicamente, puede generar resultados impresionantes.
En esencia, el apalancamiento es amplificación. Pensá en una barreta separando dos tablas o un sistema de poleas elevando un cargamento pesado. En cada caso, la fuerza aplicada se ha multiplicado. Pero el apalancamiento no es útil sólo para la física. Es un principio que se aplica a lo largo de nuestras vidas.
El apalancamiento a menudo es lo que está detrás de los resultados no lineales. Pensá en el autor que tomó las ideas en su mente, las puso en un libro, y vendió millones de copias, o el inversor de Wall Street que tomó una sola decisión que le generó millones en ganancia. O incluso el CEO que dirige a la gente trabajando para él. Todos estos ejemplos son apalancamiento en acción.
En el desarrollo personal, la palanca se encuentra en identificar los hábitos, habilidades y relaciones clave que van a hacer la mayor diferencia en tu trabajo y tu vida. Se trata de enfocar tu energía en unas pocas cosas vitales en lugar de otras muchas triviales, de encontrar los puntos de máximo potenciamento donde los pequeños cambios devengan en resultados masivos.
Un ejemplo de apalancamiento personal es un empleado que aprende a usar Inteligencia Artificial para amplificar su impacto en la empresa mucho más allá de su experiencia o esfuerzo. Si bien la mano de obra sigue siendo una forma de apalancamiento, los chips de silicona pueden hacerlo también. Visto así, la persona que puede apalancar la tecnología puede competir de una manera inimaginable.
Sin embargo, este potenciamiento no está exento de sus riesgos y responsabilidades. Así como una pequeña acción puede tener un impacto positivo gigantesco, también puede tener consecuencias negativas. Si hipotecás tu casa por demasiado dinero y resulta ser menos valiosa de lo asumido o cambian las tasas de interés, el efecto negativo del apalancamiento puede aniquilarte rápidamente.
Las buenas ideas llevadas muy lejos a menudo generan consecuencias imprevistas. Apalancar para máximo efecto todo el tiempo, como hicieron los dueños de las minas de West Virginia, siembra las semillas para un persistente malestar que socava la capacidad individual para ser realmente efectivo. Nadie quiere sentirse explotado, y aquellos que lo son nunca aportan su lealtad ni su mejor trabajo.
La clave es usar sabia y juiciosamente el apalancamiento comprendiendo los sistemas que querés influenciar y considerando los efectos de segundo y tercer orden de tus acciones.
La palanca es una herramienta, no un juguete, y como cualquier herramienta, requiere de habilidad, juicio, y respeto.
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