La línea "por qué te preocupa una pequeña fracción de la población?" es, y siempre fue, una ridiculez.
La ideología de género ha socavado la libertad de expresión, la verdad científica, los derechos gay, y la seguridad, privacidad e intimidad de mujeres y niñas. También causó daños físicos irreparables a chicos vulnerables.
Nadie votó por eso, la vasta mayoría de la gente lo rechaza, y aún así ha sido impuesto, de arriba hacia abajo, por políticos, especialistas de la salud, academia, sectores de los medios, celebridades e incluso la policía. Sus activistas han amenazado y accionado violencia en aquellos que osaron oponerse. Hay gente que ha sido difamada y discriminada por indagar en ello. Empleos que se han perdido y vidas que se han arruinado, todo por el crimen de saber que el sexo es real y que importa.
Cuando el humo se despeje, quedará más que en evidencia que esto jamás se trató acerca de una minoría vulnerable, al margen del hecho que algunas personas muy vulnerables han sido perjudicadas. Las dinámicas de poder subyacentes en nuestra sociedad se han reforzado, no desmantelado. Las voces más estridentes en todo este fiasco han sido personas inmunes a las consecuencias, sea por su riqueza o estatus social. Muy difícilmente terminen encerrados en una cárcel con un violador de dos metros de altura que decidió que su nombre es Dolores. Ellos no necesitan centros de emergencia por abuso sexual subsidiados por el estado. mucho menos frecuentan los vestuarios en las calles principales. Ellos sonríen como idiotas desde el sofá de algún programa de TV denunciando a esos intolerantes de extrema derecha que no quieren ver penes bamboleándose en las duchas de las chicas, abrigados en el conocimiento de que sus piscinas privadas están, como siempre, a salvo.
Quienes más se han beneficiado de la ideología de identidad y género son hombres, identificados trans o no. Algunos han sido premiados por tener un fetiche de travestismo con acceso total a todos los espacios previamente reservados para mujeres. Otros han aprovechado su sabroso nuevo estatus de víctimas para amenazar, agredir o acosar mujeres. Los zurditos aliados que no se identifican como trans han descubierto una magnífica plataforma desde la cual exhibir sus credenciales impecablemente progresivas, hablando con burla y desdén a las necesidades de mujeres y niñas, mientras se dan palmaditas en la espalda por repartir derechos que no son suyos.
Las verdaderas víctimas de este desastre han sido mujeres y niños, especialmente los más vulnerables, gente gay que ha resistido el movimiento y ha pagado un horrible precio, y la gente común trabajando en lugares donde un pronombre equivocado puede convertirlos en villanos y futuros exiliados. No me vengas a decir que esto sólo concierne a una pequeña minoría. Este movimiento ha impactado la sociedad de formas desastrosas, y si tuvieras un poco de sentido común, estarías borrando silenciosamente cada rastro de mantras activistas, ataques ad hominem, falsas equivalencias y alegatos circulares de tu muro de X, porque se acerca veloz el día en que vas a querer hacer de cuenta que siempre supiste que todo esto era una locura y que jamás te lo creíste durante un segundo."
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