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Obtenés más de lo que sea
a lo que le des tu atención.
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Posicionate entre los mejores.
Hacé de cuenta que no lo sos.
Trabajá más duro que todos los demás.
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Tu reputación no es solo lo que la gente dice de vos – es la posición desde la cual hacés cada movimiento.
Si bien la mayoría de las personas entiende que la reputación es importante, pocos reconocen su función de activo estratégico que puede desbloquear oportunidades o dejarte perpetuamente arrinconado.
La mecánica de este proceso refleja la de una fuente de sabiduría inusual: el juego de billar.
Un jugador maestro se acerca a la mesa con una visión dual. Mientras los aficionados se enfocan sólo en embocar el tiro inmediato, los profesionales se centran en cómo el tiro actual los posiciona para el próximo.
Esta idea engañosamente simple—que los movimientos presentes determinan las opciones futuras—captura a la perfección el funcionamiento de las reputaciones en nuestro mundo interconectado.
Los aficionados celebran el tiro difícil y ostentoso, sin notar (o preocuparse) si éste ha dejado la bola blanca atrapada, haciendo que el siguiente tiro sea imposible. Por otra parte, el profesional podría renunciar a un tiro impresionante si éste lo deja en una mala posición, prefiriendo la jugada modesta que deja lugar para una secuencia de éxitos futuros.
Esta dinámica captura perfectamente el "concepto de bola blanca reputacional."
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