- Continuado. Al final de tu día de trabajo, identificá la primer tarea en la que vas a trabajar el siguiente día, y dejá preparado los materiales por adelantado. Así podrás comenzar a trabajar en esa tarea inmediatamente.
- Cortar y trocear. Desarmá proyectos complejos en tareas más pequeñas y bien definidas. Enfocate ne completar sólo una de esas tareas.
- De una vez. Cuando comiences con una tarea, seguí con ella hasta que esté 100% terminada. No permutes tareas. Cuando aparezcan las distracciones, tomá nota para ocuparte de ellas después.
- Al azar. Elegí una pieza completamente al azar de un trabajo más grande, y completala. Pagá una factura cualquiera. Hacé una llamada telefónica. Escribí la página 42 de tu libro.
- Terriblemente mal. Derrotá al perfeccionismo completando tu tarea de forma deliberadamente terrible, sabiendo que no necesitás compartir los resultados con nadie. Escribí un post acerca del gusto de la sal, diseñá un sitio web horriblemente disfuncional, o creá un plan de negocios que garantice la bancarrota al primer año. Con un borrador completamente horrendo, la única alternativa es hacia arriba.
- Delegar. Convencé a alguien más de que lo haga por vos.
- Polinización cruzada. Anotate para hacer un arte marcial, empezá un blog, o unite a un grupo de improvisación. A menudo vas a encontrar ideas en un campo en concreto que va a mejorar tu desempeño en otros.
- Intuición. Seguí tu instinto visceral. Probablemente esté en lo correcto.
- Optimización. Identificá los procesos que usás más a menudo, y escribilos paso a paso. Pasalos en limpio en papel para una mejor eficiencia. Luego implementá y probá tus procesos mejorados. A veces no podemos ver lo que tenemos delante nuestro hasta que no lo examinamos bajo un microscopio.
- Super lento. Comprometete a trabajar en una tarea particularmente desagradable por solo una sesión a la semana. Limpiá un cajón. Deshacete de 10 prendas que no necesites. Escribí algunos párrafos. Y luego detenete.
- Diarias. Agendá un momento específico cada día para trabajar en un hábito o tarea diarias. Una hora al día podría dejarte un libro completo o un negocio rentable de internet dentro de un año.
- Adendos. Combiná una tarea que quieras convertir en hábito junto a uno de tus hábitos existentes. Regá las plantas después del almuerzo. Enviá notas de agradecimiento después de chequear el email.
- Enchufes. Inyectá una tarea en el medio de otra. Leé mientras almorzás. Devolvé llamadas mientras volvés del trabajo. Escuchá podcasts mientras vas a hacer las compras.
- Gratitud. Cuando alguien hace algo bueno por vos, enviale una tarjeta de agradecimiento. Una de verdad, no una digital. Esto es raro y memorable, y la gente a la que agradezcas estará encantada de darte nuevas oportunidades.
- Entrenamiento. Entrená tu habilidad en varios hábitos productivos. Llevá tu velocidad de tipeo a 60 palabras por minuto al menos, idealmente a 90.
- Negación. Simplemente decí que no a las demandas triviales de tu tiempo.
- Recapturar. Reclamá el tiempo pobremente usado de los demás para vos. Visualizá tus metas durante charlas aburridas. Escribí tu lista de compras durante reuniones triviales.
- Planificación. Echale tu problema a alguien más, preferentemente a un grupo de gente. Tomá todos los consejos, devoluciones y críticas constructivas que puedas.
- Notas. Escribí 20 ideas creativas para mejorar tu efectividad.
- Retador. hacé la tarea deliberadamente más difícil. Las tareas desafiantes son más atractivas que las aburridas. Componé un poema original para tu siguiente artículo de blog. Creá una presentación de Powerpoint sin usar palabras.
- Asilo. Completá una tarea absolutamente tediosa de la forma más inusual o extravagante para hacerla entretenida o interesante.
- Música. Experimentá con los sonidos que pueden potenciar tu efectividad.
Introducción
Parte I: 1 a 22 | Parte II: 23 a 44 | Parte III: 45 a 66|
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