Después del temporal de ayer, con la lluvia en el rostro y el sudor en la frente, me puse a examinar mi entorno y su contexto.
Tal vez espoleado por las advertencias de nubes negras en el horizonte, tal vez shockeado por la perspectiva de un plato navideño de oferta, tal vez desilusionado por la imagen que me devolvió el espejo, dije por enésima vez "ya no más".
Y de regreso a casa, seguí pensando…
Qué he construido hasta ahora…?
Dónde están las cuatro paredes, los cuatro pilares,
que me sostendrán laboralmente hasta que mis proyectos alcen vuelo?
En qué estado está mi hogar, mi casa, mi templo,
mi único lugar en el mundo?
Cuántas cosas ocupan un espacio innecesario, y cuántas cosas indispensables no tienen lugar para ingresar?
El exceso de preguntas siempre es mejor que la falta de cuestionamientos.
Pero nada suplanta el valor de los hechos y los actos.
De la realidad, y de la cantidad.
Las preguntas continuaron, mientras la tarde se me escapaba entre siestas, sudores y goteras. Pensando en las oportunidades desperdiciadas, en la baja energía, en la falta de motivación, en el pánico que dura días completos antes de comenzar un trabajo. Viendo docenas de viejos trabajos, releyendo viejos pedazos de cosas en busca de algo que me saque de donde estoy; pensando que he hecho demasiado y que nada ha dado resultado.
Ya no quiero esto para mí.
No estoy viviendo una mejor vida, sino simplemente una muy barata y conveniente. No tengo garantías de buena salud, ni de oportunidades laborales infinitas, ni de réditos justificados. Sólo se que tengo un techo, una cama y un sitio en el cual tener mi PC enchufada.
Había comenzado, erigido y mantenido una estructura productiva que me mantenía cuanto menos, arengado por la ilusión de movimiento.
Sin embargo, mirando al día de hoy, observando otros modelos de rédito, otros estilos de vida, y viéndome al espejo, concluí que nunca debería haber abandonado dichos rituales. Al menos sirven de testimonio de que sí, uno es capaz y puede salir adelante cuando se lo propone.
Y he ahí el punto central de todos los problemas, o la pregunta principal:
Por qué hacemos las cosas que decimos querer hacer sólo cuando nos lo proponemos?
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