Hola F------. Gracias por venir.
Ahora conversamos, bancá que pongo la birra en el freezer.
Tengo un millón de cosas que preguntarte y otra tonelada que te tengo que contar. Compré algunos chizitos y papitas, ya están servidos ahí en la pieza.
Juná la pieza del fondo, mientras. Mirá lo grandes que están esas plantas man. Tremenda cosecha vamos a tener en un par de meses para compartir. Y ya que estás armá eso que dejé arriba de la mesa. Nadie los arma como vos.
Primero brindemos. Chin-chin, man.
Me alegra volver a verte y confirmar empíricamente que estás bien.
Ahora sí, vamos al grano.
"Hay
que liquidar a N----- y lo tenés que
hacer vos."
Ese mensaje que te mandé no era joda, vieja.
Me jugué 50/50 a que, si te importaba, ibas a venir.
Te pedí que hicieras esto por mí F------,
porque no podría haberlo hecho nadie más.
Y me atreví a pedírtelo porque te daba el cuero, por las cosas que me contaste, porque es el momento propicio, por la gente que frecuentás.
Pero sobre todo, porque me la debés.
Por algo viniste hasta acá, después de no se cuántos años y accediste a que nos encontráramos, después de haberme dejado pagando tantas veces.
Vos me viste abandonar la banda que tuve durante 12 años sin volver la vista atrás. Vos estuviste ahí después de habernos visto tantas veces tocar.
Vos sabés que jamás los volví a nombrar, ni a olvidar, ni a perdonar.
Si vos no hubieras estado ahí F-------, man, hubiera hecho una locura.
Como las que yo hice por vos sin dudarlo ni parpadear.
Mejor apuremos el trago porque me estoy yendo por las ramas y se calienta la birra. Y pasame una seca.
Mirá, no me interesa echarte nada en cara; quiero saber, simplemente, si te acordás.
Corté lazos con mi hermano y mi viejo para ponerme de tu lado en esa pelea de mierda que tuvieron y en donde te la mandaste muy, muy mal, pese a estar completamente justificado.
Te acordás?
Ese día del amigo que fuimos con N----- a las corridas a la farmacia, cancelamos nuestros respectivos planes, dejamos de lado nuestras respectivas diferencias, y estuvimos ahí atendiéndote a vos que quedaste a dos cuadras de un coma alcohólico agravado por sobredosis. Te acordás?
Bueno,
ese día este hijo de mil puta de N----- se terminó de ir al carajo conmigo,
después de las que ya les había hecho a D---- , a T--- y a la C----.
Y me
lo banqué porque vos casi te nos ibas.
Y la pegamos con el medicamento, porque
yo trabajé dos años en esa farmacia de mierda. Gracias a Dios.
Nunca tuve tanto miedo como ese día, man.
(Y eso que me perdí en un monte…)
Y nunca tuve la oportunidad de decírtelo en persona, hasta ahora.
Aún así nunca dejaste de tomar birra y falopa.
Los mismos motivos por los que hiciste ese kilombo que me costó mi relación con mi hermano y con mi viejo. Y a su vez la relación con todas las demás personas con las que nos juntábamos.
Quedé marcado como traidor por todos los demás por defenderte a vos.
Y no dije ni mu, y jamás te lo eché en cara.
Así que
me la debés man.
De cayetano. Así como estás ahora.
No te alcanzó con arruinar el día del amigo ese en tu camino a la autodestrucción, de ignorar el mensaje, la advertencia, y bajar un cambio. No.
Armamos esa banda para tocar juntos -tanto que hinchabas las pelotas que te encantaba tocar punk-rock- y caías tarde a los ensayos, no repasabas los temas, y las dos o tres veces que tocamos hiciste un papelón.
Y fue a mí que la banda me dio vueltas la cara y me apartaron; a mí que armé la banda. A mí que te sugerí como batero, porque vos eras el avatar de la fiesta y el feelgood.
Y seguiste tomando birra y falopa.
Juré que jamás iba a tener una discusión con vos por una mina (después de que me birlaste a B-------- y a la A---- y acepté los resultados sin decir ni 'a'), así que te fui de frente apenas empecé a andar con la G--- D--------.
Te conté cómo nos conocimos, le conté que te conocía, me contó que habían pasado cosas con vos meses atrás; fui y te encaré el mismo día a decirte las cosas de frente manteca.
Y me deseaste lo mejor, y me dijiste que la mina no te importaba.
Esa fue la última vez que te vi sobrio, y la última vez que hablamos.
Pero seguiste tomando birra y falopa.
Y dos días más tarde caíste completamente arruinado a tocarle timbre a la mina -que hacía meses que no veías, sabiendo que yo estaba quedándome ahí con mi PC, haciendo laburo para vos- porque no tenías dónde dormir; porque le habías prestado tu casa a B----- que se había llevado una mina.
Dos de la tarde, con llovizna. Yo me tenía que ir a ensayar.
A la vuelta la G--- me pagó un taxi- para atenderte a vos.
Me enteré que volvieron a andar juntos un par de meses cuando un par de meses después intenté volver a comunicarme con ella.
Y la ví después con otro chabón, en un recital, después de tocar; y cada vez que yo salía afuera transaba con el vago enfrente mío.
De vos no
volví a saber más nada.
Tres veces me dejaste pagando, tocándote timbre,
golpeándote la puerta, para que podamos conversar. Ni siquiera iba a exigirte
que me pidas perdón.
Qué bueno que decidiste venir, y qué bueno que seguís tomando birra. Porque esta es la última; falopa y aire no vas a tomar nunca más.
Ya viste el vivero; ya viste lo grandes que están las plantas; no viste lo fértil y abundante del cajón de tierra de atrás, ni lo negro del sustrato.
Esos dos
años en la farmacia garparon, se ve, porque no le sentiste el gusto al X-------que puse en el vaso. Hace dos minutos que estoy hablando con el cadáver de
alguien que consideré mi mejor amigo.
Dentro de
un rato, así como estás, vas a conocer a los gusanos que te van a acompañar.
Derramar sangre es naturaleza humana, pero nada supera al orden natural.
Muerto como estás ahora, tampoco vas a volver a verla a ella, pudriéndose al lado tuyo, cayendo en la misma trampa que les tendió la culpa, no yo.
Esto no
es justicia poética; esta es una historia que por el bien de todos los implicados, se termina acá.-
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