El subidón de lo imprevisto dejó de ser patrimonio de casinos y apostadores compulsivos desde que apareció el scroll infinito.
De repente no hacía falta encerrarte en un lugar lleno de colores y sin relojes para ver la posibilidad girar frente a vos. Vos solito y sin ayuda aprendiste a dejar tu tiempo correr como canilla de agua mal cerrada - mientras veías pasar videos y noticias y publicidades y productos destacados y memes y reels graciosos- con los ojos vidriosos y vacíos, casi babeando.
Usábamos un término despectivo para referirnos a personas así hace 20 o 30 años atrás; y seguramente cuando alguien te ofrece un producto o atención deficientes (consecuencias directas de capacitarse navegando en TikTok, en lugar de hacer lo que se les paga de manera competente) te referís a ellos de la misma manera.
En menos de una década, el 80% de la población activa dedica el grueso de su tiempo a esta actividad (esto es: no haciendo lo que se supone que tiene que hacer). Parece que, cuando quiere, el cerebro aprende rápido, especialmente si no tiene que poner demasiado esfuerzo.
Y todos se quejan (sobre todo, en Facebook y X-Twitter). Pero nadie se lo cuestiona.
-
Ya veíamos atorrantas y prostitutas bajo el título de "vedettes" ascendiendo los escalones de la farándula en las comedias de Hugo Sofovich y presentando productos en los programas de Gerardo Sofovich.
Creo que nadie se esperaba que las atorrantas de hoy (apareciendo en las tapas y portadas de todo el mundo, todas con hijos de distintos padres) hayan saltado a la fama tras hablar orgullosamente de su promiscuidad: la que no tuvo sex tape filtrado le practicó sexo oral a un empresario a cambio de relevancia.
La que no se casó por interés anda soltera mostrando cuánto le encanta revolcarse gratis enfrente de las audiencias sin pensar en sí misma, mucho menos en sus hijos.
Desde luego, sus redes sociales tienen millones de (anti-)seguidores.
En lo que a prostitutas respecta, OnlyFans se encargó fácilmente de "empoderarlas" para separar la paja del trigo. Así llegaron testimonios de las ya sospechadas atorrantas de Argentina abriendo su cuentita; y junto con ellas reporteras, docentes, abogadas, deportistas y otra parva de profesionales decidieron que no hay nada más digno y femenino que hacer plata mostrando el orto, un pensamiento que millones de personas gobernadas por el cerebro de reptil aceptan sin cuestionar.
--
Validación; sentirse deseado; ver, leer y hacer lo que uno quiere con el menor esfuerzo posible; adoptar un rol pasivo y esperar que aparezca algo que nos sorprenda en lugar de atrevernos a sorprender; sentirnos los mejores del mundo y el universo así tengamos que estar constantemente borrachos, sedados e improductivos.
Tu cerebro se adaptó enseguida a esta nueva y complaciente normalidad que nos gobierna. Imaginate los hijos de tus vecinos, que tienen un teléfono adelante antes de poder leer o escribir.
No querías dopamina.
No en esta cantidad.
Pero a ellos no les importó.
Y a vos tampoco.
Te importa ahora…?
O ves a tu cerebro buscar excusas para ver qué serie al azar te recomienda Netflix, chequear cuántas veces por día entrás a ver cuántos likes tenés o simple -y tristemente- agarrar el teléfono "a ver qué onda"?
Las peores palabras del mundo para algunos son un rayo de esperanza para otros.
Y cuáles son estas palabras malditas y esperanzadoras...?
"La respuesta depende de vos".
Comentarios
Publicar un comentario