[Viene de Parte II]
Este tipo de constructos o relaciones "para-sociales" que se dan
en el terreno virtual de internet van dejando lugar a la
racionalización, una palabra que suena lo bastante parecida a la razón
para algunos tribalistas como para justificar actos pasados, presentes o
futuros, un poco en la misma vena en la que libertad, libertarianismo y
libertinaje tienden a agruparse bajo un mismo techo o a tratarse de
idéntica forma, como sinónimos o como extremos lógicos.
Se habla de la libre expresión en internet como algo que debe
defenderse. Usualmente quienes inicialmente buscan defender su derecho a
decir, pensar o sentir lo que deseen en realidad persiguen formas de
someter a la oposición y privarla de reciprocidad o derechos. A saber:
- Los anti-racistas utilizan métodos racistas y acusan de racismo a la oposición, a la que consideran genéticamente inferior debido al percibido "privilegio" de su color de piel, o de la "culpa blanca", "la envidia negra" y el "racismo sistémico" que "históricamente" y "durante siglos" han oprimido minorías. Así se pasan por alto las estadísticas, los estudios científicos y los matices históricos, que a su vez pasan reglas para segregar y discriminar por arbitrios genéticos a la oposición (o al "hombre blanco heterosexual", para ser estrictamente específicos). Son los que escriben libros infantiles con ideologías nocivas para el futuro y pretenden dictar leyes de exaltación cultural a la que sólo unos pocos pertenecen gracias al color de su piel o su inclinación sexual.
- Los anti-fascistas buscan la supresión y cancelación de aquellos a los que identifican como "fachos", no les interesa la igualdad ni la tolerancia. Son los que orgullosamente repiten, como loros, el dogma de "no hay tácticas malas, sólo objetivos malos" para justificar vandalismo, criminalidad y violencia contra el oponente, destruyendo las bases de negociación o consenso en pos de un régimen en el que sólo aquellos que "piensan lo correcto" tienen derecho a réplica, opinión, información, abuso y acoso. Éstas personas no pasan los treinta años de edad, y pasan -como todos los demás- demasiado tiempo online.
- Los igualitarios demandan igualdad absoluta en todos los órdenes sin importar cualificaciones, expertise o diferencias; son quienes abrazan el lema de que las mujeres ganan menos dinero que los hombres -en los muros de redes sociales o de residencias privadas- sin razonar las obvias distinciones en ciertos rubros profesionales, la necesidad del mérito a la hora de juzgar el desempeño, el número de horas trabajadas y la calidad en la producción de resultados. Éstas son las personas que reclaman más mujeres en posiciones empresariales y ejecutivas, que se les crea todo lo que dicen sin cuestionar veracidad o evidencia, y que se les aprecie sin importar las dotes para el liderazgo requeridos en las esferas más competitivas. Su slogan más distintivo: "Reglas para tí, no para mí". Son los que están todo el día en Twitter.
Ésto no es una teoría de la conspiración (palabra acuñada para
desacreditar cualquier cosa que no resulte conveniente discutir
públicamente) o un delirio paranoico (término utilizado para
desacreditar opiniones específicamente 'peligrosas') ; son las bases de
la demagogia, la hipocresía y la estratificación disfrazadas de lenguaje
florido, banderas ficticias y palabras de moda fermentadas en cámaras
de eco, en donde la percepción de lo que es cierto contrasta con lo que
resulta 'correcto' de aseverar ante la tribu de turno hasta que ya no
queda más que una sola conversación, una sola forma de ver el mundo y
una sola autoridad a la que obedecer.
Herramientas de la más pésima manufactura se utilizan para construir
-con los materiales más baratos y el menor esfuerzo posible- una idílica
utopía libre de disensos, oposiciones y regulación. Éste es el mundo en
que actualmente vivimos, el sentir generacional o zeitgeist en el que
nos encontramos.
Ciertamente es algo preocupante a gran escala, pero impráctico para el día a día.
Continuará.

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