No se puede hablar de Toriyama en este blog sin hablar primero de la Revista Top Kids.
Una de las tantas publicaciones del país que sirvieron de eslabón entre los intereses de los pibes y los hobbies de los adolescentes.
Una revista que venía con un muñeco de regalo (un muñeco de Mortal Kombat en el pico de su popularidad, de hecho).
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Es mayormente recordada por la gente de mi edad, sin embargo, por hablar de videojuegos cuando nadie lo hacía por estos lares, con un estilo que la diferenciaba de publicaciones como Club Nintendo* y Action Games*, revistas tan especializadas que eran consideradas "para nerds" por la opinión popular.
La Top Kids traía notas para los padres, rankings de canciones para las hermanas y entrevistas a celebridades para los hermanos. Era una publicación apuntada a los chicos, pero todos en la casa podían leerla.
Un solo fascículo coleccionable albergaba todo aquello que, sin saberlo, te marcaría de por vida. Esa era la magia de los 90; las revistas eran cultura.
Cultura como lo eran los cómics, cuando nadie sabía qué era el manga*.
Como lo serían los "juegos electrónicos", cuando nadie tenía internet.
Como lo eran los cassettes y CDs, una década antes del reproductor de MP3.
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Creo que la mayoría compraba la revista por los muñecos sin importar el precio de tapa (como compraríamos más tarde, entre varios, algunas magras revistas españolas por los CDs con imágenes, temas de escritorio y videos que traían).
Para los aficionados al arte menos pudientes, comprar una Top Kids -de precio bastante alto para la época- equivalía a tener un pivote económico para dibujar todo el mes, y una carrada de imágenes para calcar, recortar o decorar carpetas.
Éramos tan pobres…
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Con Sub-Zero en la portada - mi personaje favorito*.
El póster que acompañaba esa edición fue mi primer encuentro con Dragon Ball Z.
Continúa en Parte I.
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