Diez días después de que Gaiman dejara Nueva Zelanda, Pavlovich fue a la casa de Palmer para cenar. Ella le preguntó a Palmer si podía contarle algo en confianza y la hizo prometerle que no le iba a contar nada a Gaiman. Le rogó que le asegurara que iba a conservar su trabajo como niñera. Palmer le aseguró a Pavlovich que su empleo no estaba en riesgo. Sentada en la cocina, Pavlovich le dijo a Palmer que Gaiman se le había insinuado. Ella le contó a Palmer el incidente de la bañera. "No tenía ninguna opción," dijo. "El simplemente lo hizo." Ella dijo que había tenido sexo con él desde entonces. Ella se guardó algunos de los detalles más brutales y no describió su experiencia como una agresión sexual; ella aún no lo veía de esa forma.
Palmer no pareció haberse sorprendido. "Catorce mujeres me han venido a contar esto," dijo. Ella mencionó que Gaiman había dormido con otra niñera durante su primer matrimonio, y que había escuchado a otras mujeres que se habían perturbado por sus experiencias con él. Pavlovich esperó hasta el final para contarle de la presencia del chico en Auckland. Después de ello, según ella, Palmer se quedó en silencio. Parecía estupefacta. Palmer le insistió que pasara la noche en su cuarto de huéspedes. Ella le dijo "he tenido que hacer esto antes, y lo puedo hacer otra vez. Yo te voy a cuidar." Pavlovich se acostó en la cama y oyó a Palmer ir y venir de su cuarto en el piso de arriba hasta las 3am.
Palmer llamó a Gaiman esa noche. De acuerdo a Horne, el músico, ella le preguntó a Gaiman si su hijo tenía auriculared puestos mientras él y Pavlovich estaban en el cuarto. El respondió "no" y después colgó. Al día siguiente, Palmer le envió un email a Gaiman y a su consejero de parejas, un hombre llamado Wayne Muller, un ministro y una "especie de compañero marital." De acuerdo a Muller, que me mostró los contenidos del email, Palmer escribió que Gaiman necesitaba tratamiento psiquiátrico y que finalmente había accedido a procurárselo. "Todos estaban tratando de hacer lo mejor posible con lo que era a todas luces una situación muy complicada", me dice Muller. Palmer después voló hacia Edimburgo, donde Gaiman se estaba quedando con su hijo, para llevárselo con ella.
Mientars tanto, Pavlovich recibía un mensaje de Gaiman: "Amanda me dice que la estás pasando muy mal y que estás muy molesta conmigo por lo que hicimos. me siento muy mal por todo esto. Podemos hablar? Hay algo que pueda hacer para mejorar las cosas?" Pavlovich no respondió enseguida. "Mi reflejo fue el de enmendar la situación," me dice. Al otro día, ella respondió, "Hey. Hablaremos pronto… espero que andes bien."
En los días y semanas posteriores a la revelación de Pavlovich, Palmer se mostró preocupada, enviándole mensajes a diario y escribiéndole notas para levantarle el ánimo: "Desde el instante en el que tu destino y el mío se cruzaron en ponsonby road me alegré de haberte encontrado. Eso hoy está multiplicado por diez." Le ayudó a Pavlovich encontrar un departamento temporario y la invitaba a almorzar. A finales de marzo, Palmer le envió un mensaje a una amiga de Pavlovich, una ceramicista de 41 años llamada Misma Anaru, a quien Pavlovich le habría confesado lo ocurrido con Gaiman. "Me alegro que te tenga ahí para que la cuides," escribió. "Ha sido un mes muy áspero para todos." La pareja de Anaru, Kris Taylor, era un doctor de psicología que había dado una charla en la universidad de Auckland acerca de coerción, consentimiento y violación. Si bien Pavlovich nunca había usado las palabras "violación" o "agresión sexual" para describir lo que le había ocurrido, tanto Anaru como Taylor creían que él la había violado reiteradamente. Anaru sintió que Palmer también tenía parte de la culpa. Como respuesta, le escribió que "la mayoría de mi rabia está enfocada en Neil." Pero ella no pudo entender por qué, con todo lo que Palmer sabía de Gaiman, había puesto a Scarlett en esa situación. "No viste venir esto a kilómetros de distancia?" Ella añadió "Y sí, sé que le dijiste que no le haga daño ni la toque, pero la verdad es que el hecho de que sintieras que tenías que decirle eso es tan turbio que desafía toda comprensión."
Alrededor del mismo tiempo, Pavlovich contactó a Gaiman. "He tenido un sueño intenso con vos anoche," le escribió. "Estás bien?" En su respuesta, él hizo una referencia a algo que había pasado dos semanas atrás. En una sesión con Muller, Palmer había dicho que Pavlovich le estaba diciendo a la gente que él la había violado y que estaba planeando acusarlo públicamente con el movimiento #MeToo. "Me quise matar," le escribió. "Pero lo voy llevando de a un día por vez, y ya han pasado dos semanas y sigo acá. Frágil pero no muy bien." El se manifestó espantado por el mensaje de Anaru, del cual Palmer le había contado. "Soy un monstruo en todo esto," escribió él, "Y Amanda parece habérselo creído todo." Disculpándose por "haberle causado incomodidad" en la vida de Pavlovich, el escribió, "Pensé que estábamos muy bien y que era algo de mutuo consenso, la verdad."
Pavlovich recuerda que las palmas de las manos le sudaban y se le retorcía el estómago. Ella estaba aterrada de hacer enojar a Gaiman, me dice. Ella se apresuró a confortarlo. "Fue consensuado (y maravilloso)!" escribió ella. Anaru seguro "habrá estado enojada por alguna otra cosa," añadió.
"Me alegro tanto de que me hayas escrito," escribió Gaiman. "Pensé que eras un monstruo."
Gaiman pidió a Pavlovich hablar con Muller. "Saber que estás preparada para decirle 'no es cierto, fue de mutuo consenso, él no es un monstruo', me devuelve el alma al cuerpo," escribió él. Muller contactó a Pavlovich para ofrecerle un "puerto seguro." Cuando hablaron por teléfono, Pavlovich le dijo a Muller lo que Gaiman, que estaba pagando por esa sesión, le había pedido que dijera. Después de escuchar "el verso esotérico y espiritual" de Muller, ella se sintió peor. "Realmente sentí que era todo culpa mía." Muller, por su parte, me dice que la ética profesional le impide revelar nada de sus sesiones con Gaiman, pero que aparentemente se sintió confortable compartiendo detalles de su conversación con Pavlovich. "El motivo por el que me llamó es porque se estaba sintiendo presionada –por un grupo muy diverso, pero incluía varias mujeres más mayores– para llevar adelante una acción en la que no estaba segura de sentirse cómoda en tomar. Lo que hice fue emprender con ella un viaje para ayudarla a responder las preguntas por sí misma."
En las semanas que siguieron, Muller conectó a Gaiman con el Austin Riggs Center, un instituto psiquiátrico en Massachussets. Según Muller, Gaiman había tenido varias llamadas telefónicas preliminares con el sitio y estaba pensando en ingresar a un tratamiento de seis semanas. Pero Gaiman nunca lo hizo. "No recuerdo por qué," dice Muller.
Pavlovich empezó a idear un suicidio. Se llenó los bolsillos de zopiclone y aspirinas y caminó por la ciudad en busca de puentes. Ella decidió tomarse las píldoras y le contó su plan a Palmer. Por pedido urgente de ella, fue a una sala de emergencias. "Sos amada," le escribió Palmer. Después de unos días en un hospicio, sintiéndose un poco mejor, Pavlovich contactó a Palmer para preguntar si podía volver a trabajar como niñera. Lo del departamento era temporal y necesitaba un lugar para estar. "Me parece que sería muy bueno para mí saber que tengo algo que hacer y gente con la que estar," escribió ella. Palmer consideró que ese no era momento para las responsabilidades que implica cuidar un chico."Tu trabajo es cuidar de vos," respondió. Ella le sugirió que se juntaran cuando Pavlovich saliera, prometiendo ayudarla a recuperarse, y le pidió que mientras tanto volviera a casa de sus padres. Esto enfureció a Pavlovich. "Hay una razón por la que me divorcié de mis padres," escribió. "Estoy empezando a sentir que estoy sola y medio como que odio a todo el mundo."
"No puedo ofrecerte exactamente lo que querés de mí," escribió Palmer, "pero todavía puedo estar aquí. tenelo presente."
"nena estoy más sola de lo que nunca estuve en mi vida," respondió Pavlovich. Ella deseó no haber accedido nunca a hacerle de niñera en primer lugar: "Si no me hubiera subido a ese ferry no estaría donde estoy ahora."
Esa noche, Pavlovich mensajeó a Gaiman. "Amanda sigue diciendo que va a colaborar pero parece con más intenciones de filosofar que de hacer algo tangible al respecto." Dos minutos más tarde, ella agregó "He estado pensando tanto en vos." Gaiman respondió que le gustaría ayudar de forma tangible. Pavlovich recibió a continuación un acuerdo de confidencialidad con fecha de la primer noche de su empleo, cuando el le había sugerido que se diera un baño. Ella lo firmó. Un mes más tarde, recibió una transferencia bancaria de Gaiman: $1700 por su trabajo de niñera. Dos meses más tarde, recibió el primero de nueve pagos por un total de $9200.
Con el correr del año, la perspectiva de Pavlovich cambió. "Mientras él se desvanecía, dejé que otras voces entraran," dice. Amigos de ella la pusieron en contacto con mujeres que tenían experiencia tratando con el acoso y la agresión sexuales, incluyendo Zelda Perkins, una antigua asistente de Harvey Weinstein y una partidaria de que se termine la "malversación de los acuerdos de confidencialidad para comprar el silencio de las mujeres." (Caroline y Pavlovich rompieron sus acuerdos cuando hablaron de Gaiman.) Estas mujeres las animaron a ir a la policía.
En enero de 2023, Pavlovich presentó una denuncia acusando a Gaiman de agresión sexual. En la estación, ella dio una entrevista formal acerca del caso. Después de que contó su historia a los oficiales, uno se ellos le dijo que la cooperación de Palmer sería esencial para que el caso avanzara. Pavlovich les aseguró que Palmer participaría "Les dije, 'ella es públicamente una feminista, y ella sabe lo que pasó. Ella va a querer protegerme. Estoy segura de que va a querer hablar."
Cuando la policía contactó a Palmer más tarde ese año, ella se rehusó a hablar con ellos. Gaiman nunca habló con la policía tampoco, aunque sí proveyó una declaración escrita. Sea cuales fueran los sentimientos de Palmer al respecto de la situación tomaron forma de canción que tocó en su gira de 2024, una que escribió luego de la confesión de Pavlovich. Se llamaba "Whakanewha," que era el nombre de un parque cerca de sus casas en Waiheke.
"Otro aterrizaje suicida masivo
a los pies de mi puerta –tonelada de gracias.
Unos cuantos cadáveres más a la bolsa.
Te saldrás con la tuya; es siempre el mismo libreto.
Este mundo se amolda para cuidarte la espalda.
Dijiste, "Lo siento," después te fuiste corriendo
Y fuiste y lo hiciste todo de nuevo."
Mayo 16, 2022 (arriba): de un mensaje en video enviado a Pavlovich.
Enero 20, 2023 (abajo): Un mensaje a Pavlovich después de que hizo la denuncia policial. Foto cortesía de Scarlett Pavlovich.
El pasado otoño, Pavlovich empezó a estudiar para una carrera en Literatura Inglesa en la universidad de St. Andrews en Escocia. La universidad que le había dado a Gaiman en 2016 su título honorario. En diciembre, Pavlovich se acercó al director de la universidad, Dame Sally Mapstone, para compartirle su experiencia y pedirle a la universidad que revocaran la decisión de honrar a Gaiman.
Mapstone se compadeció pero se mostró insegura; algunos en la junta, le dijo a Pavlovich, les gustaría recibir evidencia judicial para rescindirle los honores. Según el reporte policial, el "asunto estaba concluido," dijo un vocero. La carrera de Gaiman, mientras tanto, apenas ha sido afectada. Unas pocas adaptaciones pendientes de sus novelas y cómics se han puesto en lista de espera o han sido canceladas. Pero la segunda temporada de The Sandman va a estrenar en Netflix este año, así como también Anansi Boys en Amazon Prime. (Amazon no acusó recibo de la solicitud de comentarios) El y Palmer están entrando en el quinto año de un divorcio muy desagradable y pugna por la custodia del menor. Gaiman la "desangró" en los trámites de divorcio, de acuerdo a algunos de sus allegados. Ella se mudó a casa de sus padres en Massachussets. (Los representantes de Gaiman sostienen que Amanda Palmer fue una "fuerza mayor" promoviendo esta historia en vistas del divorcio inminente.)
En diciembre, Pavlovich voló a Atlanta para conocer a algunas de las otras mujeres que habían hecho acusaciones contra Gaiman. No repararon de que había otras hasta que escucharon el podcast. Desde entonce,s han formado un grupo de Whatsapp y han estrechado lazos. "Es como conocer sobrevivientes del mismo culto," me dice Stout. "Es imposible de entender a menos de que hayas estado ahí." En víspera de Año Nuevo, Pavlovich, Stout y Caroline se reunieron en torno a una fogata en la residencia del músico Michael Stipe, un viejo amigo de Caroline. Kendall se les unió por FaceTime. Con sus cabellos oscuros y rasgos delicados, bien podrían haber sido hermanas.Cerca de las 11pm, escribieron sus intenciones para el año y echaron los papeles al fuego. Pavlovich había escrito que ella quería "librarse del yugo de la victimización" y "hacer lugar para la auto-aceptación." A la mañana siguiente, se levantó antes que las otras, hizo café, limpió la cocina y se sentó en el porche en pleno sol de invierno. "Soy feliz?" escribió en su diario. "No." Pero también hizo mención a que no estaba sola. "No hay necesidad de sentirse abandonada nunca más."
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